Aunque el dolor estuviera anestesiado a base de medicación no resuelve el problema. Calmar el dolor es necesario, pero si no va acompañado de una cura, puede resultar incluso peligroso. Si un médico, ante una apendicitis, recomendase únicamente analgésicos, ¿qué le diríamos?
En el proceso de duelo ocurre lo mismo, durante un tiempo la medicación es necesaria para poder seguir con la vida. Por sí sola la medicación no sana, no cura el duelo, ella tiene la función de aliviar el dolor no de curar el duelo.
Los síntomas de este proceso son bastantes parecidos a los de la depresión y por ello muchas veces se considera patológica una situación natural, legítima, humana, adaptativa y necesaria.
Al sufrir una pérdida significativa para nosotros/as perdemos una parte de nosotros mismos/as en el proceso. Al rompernos con la pérdida necesitamos adaptarnos a la nueva situación y reconstruirnos para seguir con la vida. El conocimiento nos puede ayudar para poder gestionar el duelo y entender lo que sentimos, necesitamos herramientas para esa reconstrucción de la nueva realidad.